Este finde también pintaba playa en principio. La idea era salir temprano por la mañana y pasar todo el día fuera. Sólo había que esperar a que el técnico acabase de instalar el tubo para la lavadora...sóoooolo!!!
Como veis la chapuza no es un invento exclusivamente español. La chapuza es universal, no distingue entre raza, sexo o religión. Claro que algunos son más chapuceros que otros.
El hombre éste se fue a comprar no se qué y tardó algo más de una hora. Pensé que ya no volvía. Al final apareció e hizo la obra justo a tiempo para que ya fuese demasiado tarde. Entre tanto, el tiempo se chafó y decidimos cambiar de planes. Barajamos dos propuestas:
- Ir al Buda de Tian Tan, en la isla de Lantau.
- Visitar las tiendas japos de manga en Mong-Kok.
Y así, mochila al hombro, cogimos un Ferry para Lantau y nos fuimos al Buda.
Lantau es una isla al oeste de Hong Kong, mucho mayor que ésta. En ella se encuentra el nuevo aereopuerto, Chek Lap Kok, y DisneyWorld Hong Kong, inagurado el pasado 12 de Septiembre. Por lo que yo ví, la isla está prácticamente deshabitada, sin embargo existen algunos núcleos de población aislados importantes. Al llegar a la isla, cogimos un autobús para el Buda.
Al estar las poblaciones desperdigadas, los autobuses cubren grandes distancias. Están a medio camino entre el autobus urbano y el autobus de largo recorrido. Imaginaos un Autores, con barras y anillas para que los que vayan de pie se agarren. Pues algo así,
En concreto, esto es un autobús escolar.
Después de un breve trayecto llegamos al ansiado lugar sacro. Se trata de un recinto donde además del buda de Tian Tan, se pueden visitar varios templos budistas. Lo que más me llamó la atención de este lugar, es que a pesar de lo milenario que suena todo esto: un enorme buda de bronce, templos budistas y fuerte olor a incienso...el bendito lugar no tiene más de 10 años!!!
Cuando me enteré, el primer motivo que se me ocurrió para hacer todo esto fue:
- "Vale Hong Kong, jungla de asfalto. Diversión: salir, beber y desfasar. Tenemos que hacer algo más cultural, no podemos caer tan bajos...Hagamos un templo budista!!!"
Pero bien pensado, el budismo es una religión viva, no un legado del pasado que se expresa frente a nosotros en forma de monumento arcaico, como un pirámide. Y como algo vivo, mantiene sus ritos vivos y sus tradiciones vivas. Si en Barcelona llevan haciendo desde hace algo más de un siglo una catedral católica, por qué los chinos no pueden tener también su rinconcito budista, ¿eh?
Tras esta breve reflexión espiritual, nos embarcamos en la aventura de subir al Buda. La leyenda dice que si llegas a la cima, habrás subido más de 100 escalones. Nada espectacular cuando vives en un 17 sin ascensor. Claro que el mío tiene ascensor.
Por el camino tuvimos la ocasión de hacer un poco el gilipollas, con lo que el trayecto se nos hizo más ameno.
La verdad, cuando llegué arriba no sentí nada especial. Ni siquiera estaba maravillado. Pero a medida que empezamos a caminar alrededor del buda, y lo observaba de cerca, me sentía cada vez más y más sobrecogido. Estar cerca del buda y ver las nubes pasar en el fondo es una sensación indescriptible. Me dí cuenta de lo pequeños que somos.
Por desgracia, el buda estaba cerrado y no pudimos entrar dentro. Aprovechamos para visitar uno de los templos budistas que yacen sobre suelo firme. En el templo me sorprendió el contraste de máquinas expendedoras de coca-colas combinadas con estatuas de boddhisatvas e iluminados. Espiritualidad y consumo, yuxtapuestos bajo un mismo techo, demostrando que no tienen por qué estar reñidos. El problema viene cuando lo que se consume es espiritualidad, y no bebidas gaseosas.
El templo estaba envuelto en un aura de religiosidad, que te atrapaba desde el primer momento, eso sí, si te dejabas envolver por ella. Me hizo sentir una sensación de admiración y respeto.
Sin embargo, para muchos ya no queda nada sagrado, ni siquiera nada que respetar, y sacaban fotos dentro del recinto, como fulano anda por parque temático de cartón-piedra. No me pidais fotos.
Y ya acabada las jornada, nos volvimos a Hong Kong. Teniamos que llegar antes de la nueve...Ni que decir tiene, que las tiendas de Mong-Kok ni pisarlas...jajaja.