Que tal la entrada en este nuevo año 2006, todavía sin rima conocida? Ahora tendremos que esperar otros 20 años, ni más ni menos, para poder volver a repetir el chiste.
Viendo lo que se venía encima para fin de año, decidimos irnos a pasar la noche a la isla de Cheung Chau. Según Stacey, esta noche no es una noche mucha más distinta que cualquiera de las otras noches hongkonesas, a excepción del countdown y la ilusión por comenzar algo nuevo, como una nueva oportunidad para seguir cometiendo los mismos errores como otros tantos y tantos años anteriores. Como si todo fuese a cambiar esporádicamente de un día para otro...Pero bueno, todo sea por hacer fiesta!
Al margen de eso, Lan Kwai Fong y Wanchai esa noche están petados. Si para mi ya las zonas de marchas ya están más que superpobladas cualquier finde semana, mi imaginación no alcanzaba a visualizar lo que podia ser esto. Así que para pasarlo mal...pues va a ser que no. La leyenda dice, y ésta sí que es cierta, que hace 8 años murió una persona aplastada por el tumulto en Lan Kwai Fong.
Como las buenas costumbres es mejor no perderlas, nos equipamos con unas cuantas libras de uvas, y nos fuimos para la islita. Faltaban el matasuegras y la sidra, pero no se puede tener todo. Y para cenar: marisco, al estilo chino, eso sí. Que para qué no decirlo, me quedo con el de la tierra. Por favor amiguitos nunca probeis a comer gambas con salsa de tomate, tanto en España como en China, se te quedan los dedos pringosos.
Después de la cenita, volvimos a la isla de Hong Kong. Yo me fui con Stacey, que habia quedado con sus amigos, y Clara y Vera con los becarios de Shanghai y Taiwan que habian venido a pasar el año nuevo a Hong Kong.
Una vez reunidos con sus amigas, nos fuimos a una fiesta, aunque al final no entramos. Me apetecia más bien poco desaflojar 30 euros por un par de horas. Asi que nos fuimos a tomar algo, y a dormir. Cuando nos despertamos ya estábamos en 2006.
Y asi acontecieron estos devenires que les he relatado. Espero que os hayais pillado una buena cogorza y hayais despedido el 2005 como Dios Manda: con un buen tazón de chocolate con churros!!! Yo no me quejo este año, pero desde luego no me he resarcido por la última noche de 2004, la noche que nunca existió.
Viendo lo que se venía encima para fin de año, decidimos irnos a pasar la noche a la isla de Cheung Chau. Según Stacey, esta noche no es una noche mucha más distinta que cualquiera de las otras noches hongkonesas, a excepción del countdown y la ilusión por comenzar algo nuevo, como una nueva oportunidad para seguir cometiendo los mismos errores como otros tantos y tantos años anteriores. Como si todo fuese a cambiar esporádicamente de un día para otro...Pero bueno, todo sea por hacer fiesta!
Al margen de eso, Lan Kwai Fong y Wanchai esa noche están petados. Si para mi ya las zonas de marchas ya están más que superpobladas cualquier finde semana, mi imaginación no alcanzaba a visualizar lo que podia ser esto. Así que para pasarlo mal...pues va a ser que no. La leyenda dice, y ésta sí que es cierta, que hace 8 años murió una persona aplastada por el tumulto en Lan Kwai Fong.
Como las buenas costumbres es mejor no perderlas, nos equipamos con unas cuantas libras de uvas, y nos fuimos para la islita. Faltaban el matasuegras y la sidra, pero no se puede tener todo. Y para cenar: marisco, al estilo chino, eso sí. Que para qué no decirlo, me quedo con el de la tierra. Por favor amiguitos nunca probeis a comer gambas con salsa de tomate, tanto en España como en China, se te quedan los dedos pringosos.
Después de la cenita, volvimos a la isla de Hong Kong. Yo me fui con Stacey, que habia quedado con sus amigos, y Clara y Vera con los becarios de Shanghai y Taiwan que habian venido a pasar el año nuevo a Hong Kong.
Una vez reunidos con sus amigas, nos fuimos a una fiesta, aunque al final no entramos. Me apetecia más bien poco desaflojar 30 euros por un par de horas. Asi que nos fuimos a tomar algo, y a dormir. Cuando nos despertamos ya estábamos en 2006.
Y asi acontecieron estos devenires que les he relatado. Espero que os hayais pillado una buena cogorza y hayais despedido el 2005 como Dios Manda: con un buen tazón de chocolate con churros!!! Yo no me quejo este año, pero desde luego no me he resarcido por la última noche de 2004, la noche que nunca existió.