Tras muchas interrupciones por fin he terminado de leer "Samurai William" de Giles Milton.
El libro cuenta la vida de William Adams, el primer inglés en llegar a Japón exactamente en el año 1600. El también escritor inglés James Clavell, se inspiró en el personaje histórico de William Adams para su conocida novela Shougun.
William Adams fué un navegante inglés nacido en la ciudad de Gillingham, aunque a lo largo de sus cartas siempre se definió como un inglés de Limehouse, donde a una edad muy temprana aprendió el oficio de armador de barcos. Posteriormente también se formaría en astronomía y navegación, y finalmente pasaría a formar parte de la Marina Real Británica (Royal Navy).
Atraído por el incipiente comercio con Indias, Adams se enrolaría en la Compañía Holandesa de Indias Orientales. Por aquel entonces, como describe Milton en su libro, solía ser muy frecuente el contacto entre marineros holandeses e ingleses, que se alistaban indistintamente en misiones de ambos países.
El objetivo inicial de la misión era navegar la costa Oeste Sudamericana, donde los barcos venderían su mercancía a cambio de plata. En caso de que la misión fracasase, ésta se dirigiría a Japón con el mismo objetivo, abasteciendose se especias en las Molucas.
Previamente a narrar estos hechos, Milton hace un pequeño repaso del origen de las relaciones comerciales entre Inglaterra y Japón. Según los misioneros portuqueses y españoles, llegados a Japón en la primera mitad del siglo XVI, Japón contaba con importantes minas de plata y se llegaban a pagar altas sumas de dinero por productos de ultramar, especialmente seda.
Dado que la ruta comercial marítima de Indias estaba dominada por los portugueses hacia el Este, y los españoles controlaban el comercio con América hacia en Oeste, el primer intento inglés por llegar a China y Japón, se hizo a través del Norte de Rusia, atravesando los mares de Barents y Kara, aprovechando la benevolencia de los meses estivales. El objetivo era llegar a la isla de Vaygach, a la que erroneamente situaban muy cerca de Pekín. Teniendo en cuenta la precariedad de las naves, tan sólo el atrevimiento a pensar en llevar a cabo tal empresa parece imposible, y por supuesto lo fué. Aún así, resulta admirable la valentía de estos hombres en su afán por llegar más lejos y explorar lo desconocido en cada viaje.
A lo largo de todo el libro Milton intercala la narración de los hechos históricos con breves fragmentos de textos originales, recogidos en su mayor parte de cuadernos de bitácora y diarios. Los textos reales se entremezclan con los fictios, lo que ayuda a situar los hechos en su acertado contexto, y además dota de mayor verosimilitud a aquello que queda a la imaginación de Milton, mezclándose realidad y fantasía. El libro además cuenta con un grueso apéndice de fuentes bibliográficas, una magnífica fuente de información sobre el origen de las relaciones entre Occidente y Japón.
Tras el fracaso de la misión inglesa a Japón a través del Norte de Rusia, pasarían casi 20 años para que de nuevo navegantes ingleses se viesen enrolados en una misión por llegar a Oriente, esta vez a cargo de la Compañía Holandesa de Indias. La misión holandesa contaba con 5 naves: Blijde Boodschap (La Buena Nueva), Geloof (Fé), Hoop (Esperanza), Trouw (Lealtad) y Liefde (Caridad).
Las naves partieron, con más de 500 hombres, de la isla Texel, al norte de Holanda, en el año 1598, dirigiéndose hacia el Sur, circunnavegando parte de la costa Oeste africana antes de cruzar el Atlántico. Durante su travesía por la costa africana, gran parte de la tripulación fallece a causa de fiebres tropicales y diarreas. El líder de la misión, Jacques Mahu también fallece, dejando a cargo a Simon de Cordes, segundo a bordo.
Debido a las inclemencias metorológicas y otras adversidades, sólo tres naves logran cruzar el estrecho. La Buena Esperanza es capturada por los españoles y la Geloof regresa a Amsterdand llevando de vuelta a tan sólo 36 de los 109 hombres que zarparon a bordo.
Tras cruzar el estrecho las naves se dispersan. La Liefde espera al resto de embarcaciones en Floreana, isla de las Galápagos al sur de Chile, aunque sólo logra reunirse con la Hoop. Los capitanes de ambas naves fallecen en un encuentro con colonos españoles, junto con gran parte de la tripulación y también el hermano de Adams, Thomas, navegante de la Hoop.
Temiendo ser atrapados por los españoles la nave zarpa a finales del año 1599 en un intento por cruzar el pacífico y llegar a Japón. Tras más de 6 meses de travesía por el Pacífico, aunque tomando tierra en varias pequeñas islas, Adams al cargo de la Liefde y 20 de sus hombres (de una tripulación de 100), aunque en su mayor parte enfermos, logran llegar a las costas de Kansai en Japón. De estos 20 hombres, sólo 9 conseguirían sobrevivir.
A su llegada a puerto, monjes jesuitas portugueses, recelosos de que extranjeros de otras nacionalidades irrumpiesen en Japón, acusan a Adams y su tripulación de piratería. Los naufragos son encarcelados a la espera de ser ejecutados en crucificción.
De esta primera parte de la historia, la de la llegada de Adams a Japón, da buena cuenta Milton en el primer tercio de su libro. Las dos otras mitades narran la vida de Adams en el país nipón, donde permanecería desde entonces hasta el fin de sus días.
Adams salvaría su vida gracias a la benevolencia del primer shougun de la era Edo, Ieyasu Tokugawa, y se convertiría en su consejero desplazando la influencia de los monjes franciscanos y jesuitas de la corte.
De los libros citados por Milles como fuentes de información durante esta primera parte, destaca para mí, quizás por no conocerlo hasta entonces, Peregrinación del viajero portugués Fernando de Mendes Pinto. Aunque a veces tildado como fantasioso, los relatos de Pinto suponen los primeros testimonios sobre la vida de los pueblos de Asia recogidos por un occidental. Pinto pasaría más de 20 años en Asia a lo largo de su vida, viajando por India, Malacca, China y Japón.
En la segunda parte de este post, probablemente más corto, hablaré sobre la vida de Adams en Japón y el establecimiento de la fábrica de la Compañía Británica de Indias Orientales en Hirado, y de sus viajes comerciales por Asia.
El libro cuenta la vida de William Adams, el primer inglés en llegar a Japón exactamente en el año 1600. El también escritor inglés James Clavell, se inspiró en el personaje histórico de William Adams para su conocida novela Shougun.
William Adams fué un navegante inglés nacido en la ciudad de Gillingham, aunque a lo largo de sus cartas siempre se definió como un inglés de Limehouse, donde a una edad muy temprana aprendió el oficio de armador de barcos. Posteriormente también se formaría en astronomía y navegación, y finalmente pasaría a formar parte de la Marina Real Británica (Royal Navy).
Atraído por el incipiente comercio con Indias, Adams se enrolaría en la Compañía Holandesa de Indias Orientales. Por aquel entonces, como describe Milton en su libro, solía ser muy frecuente el contacto entre marineros holandeses e ingleses, que se alistaban indistintamente en misiones de ambos países.
El objetivo inicial de la misión era navegar la costa Oeste Sudamericana, donde los barcos venderían su mercancía a cambio de plata. En caso de que la misión fracasase, ésta se dirigiría a Japón con el mismo objetivo, abasteciendose se especias en las Molucas.
Previamente a narrar estos hechos, Milton hace un pequeño repaso del origen de las relaciones comerciales entre Inglaterra y Japón. Según los misioneros portuqueses y españoles, llegados a Japón en la primera mitad del siglo XVI, Japón contaba con importantes minas de plata y se llegaban a pagar altas sumas de dinero por productos de ultramar, especialmente seda.
Dado que la ruta comercial marítima de Indias estaba dominada por los portugueses hacia el Este, y los españoles controlaban el comercio con América hacia en Oeste, el primer intento inglés por llegar a China y Japón, se hizo a través del Norte de Rusia, atravesando los mares de Barents y Kara, aprovechando la benevolencia de los meses estivales. El objetivo era llegar a la isla de Vaygach, a la que erroneamente situaban muy cerca de Pekín. Teniendo en cuenta la precariedad de las naves, tan sólo el atrevimiento a pensar en llevar a cabo tal empresa parece imposible, y por supuesto lo fué. Aún así, resulta admirable la valentía de estos hombres en su afán por llegar más lejos y explorar lo desconocido en cada viaje.
A lo largo de todo el libro Milton intercala la narración de los hechos históricos con breves fragmentos de textos originales, recogidos en su mayor parte de cuadernos de bitácora y diarios. Los textos reales se entremezclan con los fictios, lo que ayuda a situar los hechos en su acertado contexto, y además dota de mayor verosimilitud a aquello que queda a la imaginación de Milton, mezclándose realidad y fantasía. El libro además cuenta con un grueso apéndice de fuentes bibliográficas, una magnífica fuente de información sobre el origen de las relaciones entre Occidente y Japón.
Tras el fracaso de la misión inglesa a Japón a través del Norte de Rusia, pasarían casi 20 años para que de nuevo navegantes ingleses se viesen enrolados en una misión por llegar a Oriente, esta vez a cargo de la Compañía Holandesa de Indias. La misión holandesa contaba con 5 naves: Blijde Boodschap (La Buena Nueva), Geloof (Fé), Hoop (Esperanza), Trouw (Lealtad) y Liefde (Caridad).
De izquierda a derecha: Blijde Boodschap (La Buena Nueva), Geloof (Fé), Hoop (Esperanza), Trouw (Lealtad) y Liefde (Caridad)
Las naves partieron, con más de 500 hombres, de la isla Texel, al norte de Holanda, en el año 1598, dirigiéndose hacia el Sur, circunnavegando parte de la costa Oeste africana antes de cruzar el Atlántico. Durante su travesía por la costa africana, gran parte de la tripulación fallece a causa de fiebres tropicales y diarreas. El líder de la misión, Jacques Mahu también fallece, dejando a cargo a Simon de Cordes, segundo a bordo.
Debido a las inclemencias metorológicas y otras adversidades, sólo tres naves logran cruzar el estrecho. La Buena Esperanza es capturada por los españoles y la Geloof regresa a Amsterdand llevando de vuelta a tan sólo 36 de los 109 hombres que zarparon a bordo.
Tras cruzar el estrecho las naves se dispersan. La Liefde espera al resto de embarcaciones en Floreana, isla de las Galápagos al sur de Chile, aunque sólo logra reunirse con la Hoop. Los capitanes de ambas naves fallecen en un encuentro con colonos españoles, junto con gran parte de la tripulación y también el hermano de Adams, Thomas, navegante de la Hoop.
Temiendo ser atrapados por los españoles la nave zarpa a finales del año 1599 en un intento por cruzar el pacífico y llegar a Japón. Tras más de 6 meses de travesía por el Pacífico, aunque tomando tierra en varias pequeñas islas, Adams al cargo de la Liefde y 20 de sus hombres (de una tripulación de 100), aunque en su mayor parte enfermos, logran llegar a las costas de Kansai en Japón. De estos 20 hombres, sólo 9 conseguirían sobrevivir.
A su llegada a puerto, monjes jesuitas portugueses, recelosos de que extranjeros de otras nacionalidades irrumpiesen en Japón, acusan a Adams y su tripulación de piratería. Los naufragos son encarcelados a la espera de ser ejecutados en crucificción.
De esta primera parte de la historia, la de la llegada de Adams a Japón, da buena cuenta Milton en el primer tercio de su libro. Las dos otras mitades narran la vida de Adams en el país nipón, donde permanecería desde entonces hasta el fin de sus días.
Adams salvaría su vida gracias a la benevolencia del primer shougun de la era Edo, Ieyasu Tokugawa, y se convertiría en su consejero desplazando la influencia de los monjes franciscanos y jesuitas de la corte.
De los libros citados por Milles como fuentes de información durante esta primera parte, destaca para mí, quizás por no conocerlo hasta entonces, Peregrinación del viajero portugués Fernando de Mendes Pinto. Aunque a veces tildado como fantasioso, los relatos de Pinto suponen los primeros testimonios sobre la vida de los pueblos de Asia recogidos por un occidental. Pinto pasaría más de 20 años en Asia a lo largo de su vida, viajando por India, Malacca, China y Japón.
En la segunda parte de este post, probablemente más corto, hablaré sobre la vida de Adams en Japón y el establecimiento de la fábrica de la Compañía Británica de Indias Orientales en Hirado, y de sus viajes comerciales por Asia.