El otro día invitamos a cenar a dos amigas españolas. Clara y Nuria, dos chicas de Madrid que conocí en el hostal. Primeramente llame a Nuria, porque tenia mis dudas acerca de si Clara era realmente Clara, o se llamaba Lara. Resulto ser que se llamaba Lara, vaya por dos.
Le dije a Nuria que habia invitado a Raimun.
- "¿Y quien es ese?", me preguntó.
- "El chico canario que trabaja de recepcionista en el hotel", le respondí.
- "Ah! Ruiman".
- "Poz ezo". Por qué cojones no se llamará Juan, como todo el mundo, pensé.
Antes de empezar a cenar se paso por el pasillo mi compañera de piso irlandesa, que es la hermana de Ferdi. Aproveché para hacer las presentaciones:
-"Estas son Lara y Nuria, ella es Fiona".
-"Nice to meet you, I am Ifa", dijo la hasta entonces para mí Fiona.
-"¿Cómo? ¿Estás segura de que no te llamas Fiona?". Menudas gilipolleces que pregunto a veces...
-"No, me llamo Ifa".
-"Buena memoria", como diría Pepe Carroll.
Pues eso, que cuando me presentan a alguien no solo olvido su nombre, sino que además lo confundo. A la lista tambien podemos añadir mi amiga francesa Marlén, para el resto del mundo, Muriel.