lunes, septiembre 03, 2007

De Pyongyang a Shenzhen

Hace un par de meses me pasé por Santiago para hacerle una visitilla a Diego. Mientras charlábamos y tomábamos algo en el acogedor salón de su casa, mis ojos advirtieron un singular objeto relacionado con Oriente en una de sus estanterías. Era un libro, en su lomo ponía Pyongyang.

- "Pyongyang...es la capital de Corea del Norte".
- "Sí, es un cómic de un cuñao que pasa una temporada en Pyongyang. Está guay, llévatelo".
- "Tiene buena pinta", cometé mientra lo ojeaba rápidamente. "Está bien, me lo llevo". Y con esto se incrementa en 1 el contador de cosas tuyas que tengo en mi casa, si es que la variable no ha hecho overflow todavía...

Pyongyang, capital de Corea del Norte. Tercera pata sobre la que se sostiene la teoría, si es que alguna vez hubo alguna que la sostuviera, del eje del mal. Corea del Norte es sobretodo conocida en Occidente por las majadurías atómicas de su dictador gobernante, Kim Jong Il.

País hermético donde los haya. Aislado internacionalmente desde hace décadas, la doctrina que practica su presidente, el juche, o autosuficiencia, tampoco contribuye a la apertura de las relaciones internacionales. De entre sus vecinos, sólo se habla con su colegas chino, supongo más bien por simpatía ideológica que por mutua necesidad...Al margen del carácter absolutista de su gobierno, Corea del Norte es el único país comunista que opera como una monarquía "de facto". Kim Jong Il, actual primer ministro, es hijo de Kim Il Sung, fundador y primer gobernador de la República Popular Democrática de Corea del Norte, desde 1953 hasta 1994.

Quizás estos datos, manidos una y otra vez, sean ya por todos conocidos, pero de esto y mucho más habla Pyongyang de Guy Deslile. Es un cómic simpático. Desde mi modestia opinión como ahora esporádico léctor de cómics, su estilo me recordó al del mil veces referenciado Scott McCloud. El dibujo, a lápiz, sin grandes florituras, es funcional, está ahí para servir al guión. La suavidad de la narración es quizá el aspecto técnico que más me ha llamado la atención. Creo que se nota su background como animador a la hora de hilvanar secuencias. También es notable su capacidad para manejar distintos planos.

Portada de Pyongyan, por Guy Deslile

En su cómic, y también relato de viajes al mismo tiempo, Guy Deslile, no prentende hacer una análisis político de Corea del Norte, cuenta las cosas tal como las vive, y por ello, no puede dejar de evitar compararlas con lo que ya conoce. Lo que le sorprende a Deslile sería probablemente lo que nos sorprendería a todos nosotros si nuestros cuerpos se viesen teletranspotados, por unos días, a la capital norcoreana: los móviles requisados en la aduana; un guía que se comvierte en tu sombra, y del que nunca podrás despegarte, por mucho que desees y quieras; distintos diales que retransmiten los mismos programas radiofónicos; programas bélicos en televisión; una estúpida copia del Arco del Triunfo, más grande que el de París (como si por ser, más alto y más grande, fuese a ser por ello mejor), y muchas cosas más. Es en definitiva, un fugaz destello, una primera impresión, ingenua y sincera, sobre Corea del Norte y las personas que Guy va conociendo en ella.

Recuerdo, en una de las historias, como Delisle se queja de dos huéspedes chinos que se hospedaban en habitaciones vecinas. Hablaban entre ellos a gritos, con las puertas abiertas, sin importarles siquiera si estarían molestando a otros o no. Cuando lo leí, sonreí, y me dije: "Vaya, este tío conoce muy bien a los chinos..." Y sí, es cierto. Porque el canadiense, animador y trotamundos, realizara una estancia, años antes de Pyongyang, en la ciudad china de Shenzhen.

De Shenzhen, esa gran desconocida, ya hablé alguna vez en el blog. Para los que no quieran sumergirse en pasadas lecturas, les comentaré que Shenzhen es una ciudad de unos 7 millones de habitantes limítrofe a Hong Kong. Hasta ahí nada sorprente "relativamente", lo curioso del caso, es que hace 30 años, sobre el mismo pedazo de tierra sobre la que se asienta hoy día esta megaurbe china, descansaba en su superficie una pequeña ciudad de pescadores de no más de 300.000 habitantes. Es por ello que Shenzhen, al contrario que ciudades como Xiamen, Tianjin o Wuhan, es algo más que otra megaurbe China. Shenzhen es la abanderada de la prosperidad ecónomica China, al menos para algunos. Shenzhen es el dinamismo, el caos, las migraciones en masa, el bullicio, el desenfreno, el gusto por las cosas nuevas, gordas y grandes, es, en definitiva, todo lo que aman los chinos. Tras su estancia de 3 meses, Guy Deslile, reflejó en un cómic de un sólo volumen su experiencia de trabajo en Shenzhen, ultimando varios capítulos televisivos para una serie de animación francesa.
Portada de Shenzhen, por Guy Delisle

La diferencia más palpable entre Shenzhen y Pyongyang es la falta de análisis político en la primera, quizás porque en Corea del Norte el no hacerlo es prácticamente imposible. Además, el aislamiento, no sólo político sino cultural de Corea del Norte, hace que la variedad de curiosidades y anécdotas sea más rica. Por así decirlo, Pyongyang es más distinto que Shenzhen, al menos, las diferencias respecto a nuestras sociedades occidentales son más notables, más obvias. Además el hecho de que Pyongyang hubiera sido publicada antes en España, aún siendo ésta posterior, ha contribuido a que mucha gente lea primero Pyongyang en vez de Shenzhen, por lo que espera encontrar en esta última una obra de características similares. Pero insisto, para mí ambas son tremendamente parecidas, son las experiencias de un extranjero, inteligente, ávido, de ojo audaz, en tierras extrañas, nada más.

Aún así, Shenzhen está llena de riquezas culturales. Quizás muchas pasan inadvertidas, pero para mí, ha sido algo especial. Mientras lo leía no podía evitar que se dibujase, una vez sí y otra también, alguna que otra sonrisa en mi cara, a modo de complicidad. Me encanta cuando una de las animadoras trata de sobornarlo comprándole hamburguesas, y viendo que éste no cede, le ofrece su albúm de fotos íntimas que consiste en fotos de ella en primer plano y algo borroso detrás: ella y una montaña, ella y un árbol, ella y un monumento. Me acordé instantáneamente de aquella escena en la isla de Shamian en Guangzhou en la que estaba un tío sacándole una foto a su novia, cámara profesional en mano, con trípode incluído y hasta panel reflector solar. De fondo la derruída Capilla de Nuestra Señora de Lourdes (en esta foto tiene bastante mejor aspecto que cuando yo estuve allí). Son también destacables las charlas por móvil a grito pelao; la escena en la que un tío tropieza en plena calle con una monda de plátano ante la indiferencia de todo el mundo; o la visita al dentista, macabro lugar también conocido como matadero.

En uno de los capítulos Guy comenta algo que sin duda me hizo pensar: "Vaya, no estoy sólo". El autor, que también viviera en Nanking anteriormente, hace un paralelismo entre los infiernos de Dante y las preferencias de residencia para vivir por los Chinos, paralelismo que sin duda comparto. Según Deslile, para un chino el cielo sería USA; el purgatorio, Hong Kong; Shenzhen, algún lugar en el limbo; Pekín, Shanghai y Guangzhou, la laguna Estigia; y el campo, sin duda, el peor de los infiernos. Sin embargo, cuando Deslile visita Guangzhou su teoría se derrumba, al menos para él, aunque yo creo que para los chinos se mantiene, y se sigue manteniendo vigente.

Guangzhou tiene todo lo que Shenzhen no tiene: alma, y eso es mucho. En Guangzhou, descubre gente más civilizada, una ciudad menos estresada, comida suculenta, tés magníficos y sobre todo cafeterías con buen café. Y al acabar su fin de semana dice así, palabras que subscribo, sentimientos que algún día también fueron míos:

"Y se acabó un magnífico fin de semana en Cantón. Me ha sentado de maravilla ver gente. Intercambiar puntos de vista. Percibir nuevos aspectos de esta cultura. Por ejemplo, el arroz cantonés para que esté bueno se le puede echar una tonelada de sal. Y está bueno! uno aprende muchas cosas cuando viaja. Cuando pienso que tras esto he de volver a Shenzhen, me deprimo. Y pensar que todos los chinos sueñan con ir a Shenzhen. Se supone que el ambiente debería ir mejorando al acercarnos al paraíso, según Dante. Tan sólo espero que en el limbo se beba algo más que café soluble"

Reconozco que Shenzhen, como obra, es menos atractivo que Pyonyang, pero para mí, ambas me parecen magníficas. Lectura recomendada sobre todo para los han vivido o visitado ese lado del mundo.

Tanto Shenzhen como Pyongyang han sido publicadas en España por Editorial Astiberri.


NOTAS:

Hace unos meses, Jon Isistiaga publicó un reportaje en Cuatro sobre Corea del Norte titulado "Amarás al líder sobre todas las cosas". Mucho de lo que comenta aparece en el cómic de Pyongyang, otras cosas no, y viceversa. Desafortunadamente, el documental no está disponible on-line. Aunque como dicen por ahí "El que busca encuentra".


Actualización:

Parece que el documental sí está disponible on-line. Gracias Servando!

3 comentarios:

iurgir dijo...

Ja, ja. Hacía que no veía las letras en colores desde el blog de Agutxi.
Shenzhen me saca de mis casillas. No puedo estar en ella a menos que te salgas del centro. De todas formas disiento sobre la comida. En Guangzhou puedes comer de todo, hasta los famosos sesos de mono con mono vivito debajo, según algunos, pero yo de todo lo probado me quedo con el chinomusulmán de Shenzhen. Adivina quien me lo enseñó.

Diego Pino dijo...

Sí a mi también me encanta el chino musulmán de Shenzhen, que supongo que habrá más de uno, pero me da que hablamos del mismo. Habría que ponerlo en el Google maps para tenerlo siempre a mano.

Stacey una vez me llevo a un chino musulmán en Guangzhou. Muy bueno, también. Allí comimos con sus abuelos.

Sobre la comida de Cantón más bien hablaba en general. La cocina de Cantón es muy reconocida en toda China. También era una referencia a un popular refrán chino que dice "Nacer en Suzhou, vivir en Hangzhou, comer en Guangzhou y morir en Liuzhou"

Feliz vuelta a España, aunque sea por unos días. Vais a tener buen tiempo para la boda. Pásalo bien y no te empaches con el marisco, hehehe...

Anónimo dijo...

hehe, no te preocupes, aún no llegaste al overflow, el stack tiene memoria de sobra :)

como siempre, interesante información de oriente :) Compraré el de Shenzhen! y qué gracia, ambos de Astiberri, la misma firma que trae al maravilloso Bone :)