miércoles, julio 09, 2008

Cine y cocina

El lenguaje del cine suele adoptar distintas formas para contar historias. De entre muchas de ellas, una muy frecuente en el cine asiático es la de expresar las relaciones y los sentimientos entre las personas a través de la cocina.

Una de mis películas favoritas, del cine en general, pertenece a este peculiar género. Se trata de Tampopo del director japonés Juzo Itami, fallecido prematuramente hace poco más de una década.

Tampopo narra la particular historia de la chef de un restaurante de ramen de carretera. Con un negocio acosado por la yakuza he ido a menos, un buen día dos camioneros, expertos degustadores de ramen, paran fortuítamente en su restaurante a tomar un bol de fideos japoneses.

Ambos comensales, encarnados por Tsutomu Yamazaki y un jovencísimo Ken Watanabe, se ven envueltos en una pelea con el grupo de gángsters que suele acechar el local. Su desinteresada ayuda no es excusa para expresar una dura crítica sobre las capacidades de la cocinera y la correcta preparación del ramen.

Como si de un inexperto alumno se tratase, Tampopo suplica a los sabios maestros de ramen que por favor la ayuden a mejorar sus cualidades hasta alcanzar el ramen perfecto. La secuencia recuerda a las míticas escenas de las películas chinas de los años 70 en las que el joven practicante de kung-fu ruega al maestro que lo entrene. A medida que el tiempo pasa, la relación maestro / alumno se va intensificando y al grupo se irán añadiendo otros expertos cocineros que ayudarán a Tampopo a convertir su mugriento restaurante en el mejor restaurante de ramen de Tokyo.

Simultáneamente, la línea principal de la película se entrecruza con otras pequeñas historias, todas ellas enlazadas por un vínculo común: la cocina y el arte del buen comer. Cada pequeña historia es además una sátira sobre algún aspecto de la forma de ser japonesa. Tenemos la historia de la madre enferma que prepara su última cena a su familia antes de fallecer, la del novato que se atreve a hacer gala de sus conocimientos de cocina francesa en una reunión de empresa, la de las chicas comiendo spaghettis en un clase de modales culinarios (y que retrata la falta de confianza que tienen los japoneses en si mismos)

Tampopo, de Juzo Itami (1984)

Una de las mejores críticas cinematográficas que leí sobre Tampopo definía la película, no como un spaghetti-western, sino como un western-spaghetti. La destreza de Itami, uno de los grandes del cine japonés moderno, a la cámara es capaz de llevar la épica de un duelo al amanecer en el desierto a las ollas y trastos de una pequeña cocina japonesa. La película ha sido deliberadamente rodada como un western, tomando los films Raíces profundas y Los 7 magníficos (adaptación de Los 7 Samurai de Kurosawa) como referencias.

El éxito mundial que cosechó Tampopo, sin duda ayudó a popularizar los ramen en Occidente. Son muchos los turistas llegados a Japón, y conocedores del film, que no pierden la oportunidad de sentarse en un tradicional yatai para degustar un buen bol de ramen caliente, casi hirviendo.



Servando y yo sentados a la barra de un restaurante japonés en Atami, degustando un merecido ramen

Curiosamente, el mejor ramen que he probado hasta ahora ha sido en Hong Kong, en el restaurante Yokozuna, en Yau Ma Tei. Se trata de un pequeño restaurante especializado en ramen. El chef es japonés, y cuenta con un cómodo banco en plena calle, banco que normalmente está ocupado por una clientela acostumbrada a esperar entre 15-30 min para saborear los excelentes fideos que prepara el habilidoso itamae. Además de ramen se pueden degustar otros pequeños entrantes, como onigiri o pulpo. El té que sirven junto con la comida también es excelente: té verde japonés con arroz tostado. Los precios son relativamente económicos, alrededor de 45 HKD el bol. A priori puede parecer caro, pero un sólo bol es suficiente para quedarse más que lleno.


Kyushu ramen, mi favorito

En frente de Yokozuna, en Yau Ma Tei (2006)

Dejando a un lado la cocina japonesa, y volviendo al tema del cine y la cocina, hace pocos días tuve oportunidad de descubrir la que es, para mí, una de las mejores películas de Ang Lee hasta la fecha, Eat drink man woman (Comer beber amar). Se trata de una película de mediados de los 90 ambientada en su Taiwan natal. El título del film hace referencia a un proverbio chino, que expresa los 4 placeres básicos de todas las personas. Dentro de la cultura china existe una categoría de proverbios, conocidos como chengyu, que se caracterizan por constar de 4 hanzis, que suelen equivaler a 4 palabras, y expresan una idea simple, aunque a veces el significado de los chengyu puede llegar a parecer inescrutable.

Chu, un experto chef retirado, todavía respetado aunque venido a menos, vive junto con sus tres jóvenes hijas. Cada una de ellas representa una virtud y un defecto: la mayor, el cuidado a los ancestros y el desamor; la mediana, la fraternidad familiar y la ambición; la pequeña, la inocencia y el engaño. La vida de cada miembro de la familia se irá viendo condicionada por su relación con el núcleo familiar y los eventos que acontecen en sus vidas personales. La cena diaria, alrededor de la mesa, actuará como elemento vertebrador de cada una de las historias individuales de los distintos miembros de la familia. Cada uno de éstos se caracterizará por anunciar sus decisiones personales, repentinas y fatídicas todas ellas, durante la cena. Se trata de un divertida tragicomedia en torno al amor, la familia, el desamor, y la comida.

Comer, beber, amar de Ang Lee (1994)

En China, la mesa es el elemento fundamental de reunión familiar. La propia cocina China, desmenuzada y servida en pequeños platos de los que se sirven, no ellos mismos sino a los demás, los distintos comensales, parece pensada para profundizar en las relaciones personales y celebrar la alegría de la reunión. La misma mesa, de disposición redonda, se encarga de distribuir equitativamente la distancia entre cada comensal y el resto. No es de extrañar, por tanto, la relevancia que tiene el arte del buen comer como vehículo para consolidar y construir relaciones personales, y a veces, incluso afectivas.

Al igual que Tampopo, no dudéis en ver Eat drink man woman (Comer beber amar ) si tenéis oportunidad. Buen provecho! Itadakimasu! Sek fan!

2 comentarios:

iurgir dijo...

Un estupendo bol de ramen con el que quedarse encantado y satisfecho son "45 HKD que podría parecer caro"...
Eso son al cambio actual... 3 euros y 70 céntimos... Dios miorl! Lo que me va a doler volver a vivir a Spain, con menús del día cochambrosos en Madrid por 10€!

Como recomendación de películas y siguiendo con la temática del post a ver que te parece Dumpling (Gaau ji). Chocante, muy chocante...

Cygnus Nazca dijo...

Estupendas enseñanzas culinarias sobre la buena mesa y las buenas formas en ella por parte de dos auténticos conocedores de la cultura nipona xDD.