Estaba viendo un video de Chris Anderson, autor de la teoría de la larga cola (the long tail), en el que hablaba de la cada vez más imperceptible división entre los medios profesionales y los aficionados. En ese sentido, Chris recordaba la necesidad de los profesionales de la información de tener que pertenecer a un grupo editorial, necesidad de acreditarse para cubrir un evento, etc. En ese momento se disparó en mi cerebro una extraña concatenación de eventos que me llevaron a esta anécdota...
En Hong Kong siempre ocurren cosas. Al ser un centro finaciero y económico internacional la actividad es incesante y siempre hay ferias a las que acudir. Sin embargo, en verano hasta los quioscos cierran (bueno, un poco)
Las ferias comerciales suelen celebrarse en el Hong Kong Convertion and Exhibition Center. Era el mes de Agosto, y la actividad en el recinto baja. Aprovechando la coyuntura se celebra a principios de es mismo mes, desde hace 4 años, la Anicon (Anime Convention): feria de animación, manga y videojuegos.
En la oficina comercial solían darnos pases para ir a las ferias. Como nadie verifica tu identificación, mismo daba que llevases el pase de una compañera de trabajo o la del mismo jefe...Sírvase usted mismo. Lo de llevar identificaciones se convirtió en un hábito, te ahorrabas la pasta de la entrada, podías visitar la feria en los días reservados para profesionales, acudir a otros eventos especiales y, si daba la casualidad de que llevabas un pase VIP, hasta podías disfrutar de la zona cocktail.
Llegó el salón del manga y desgraciadamente para esa feria no teníamos pases. Se me ocurrió entonces pedirle a mi compañero Juan, el periodista de la ofi, su tarjeta personal. Lo de las tarjetas personales en Asia es todo un ritual. Se entregan y reciben con las dos manos, se hace también una pequeña reverencia (al estilo japonés), y se observan las tarjetas con interés y detenimiento. Prácicamente, si no tienes tarjetas no existes para tus socios, clientes y proveedores. Lo que versa en la tarjeta te identifica unequivocamente como aquello que eres. Y a mayor rango, mayor respeto.
Tarjeta del periodista en mano, me acerque a la feria. En lugar de comprar una entrada pase por el stand de acreditaciones a conseguir la mía. Haciéndome pasar por el periodista de la ofi solicité un pase. Desgraciadamente en la tarjeta de Juan no figuraba su condición de periodista, sino que en su lugar figuraba erróneamente la de trade officer, si mal no recuerdo. No importa, el sello del consulado de España me daba karma suficiente como para convencer a las desconcertadas asistentas. "Un pase, válido sólo para hoy. Mañana tienes que comprar un ticket" Por supuesto, no hubo día siguiente.
Sí, sé que suena rastrero, pero este monje ya estaba hecho al hábito y hay hábitos que es mejor no perderlos.
Pues eso, es increíble lo que puede hacer un trozo de cartón por tí. Lo importante no es lo qué eres sino lo que dicen de tí, y en Asia, si lo que dicen de tí lo dice un cartón, difícilmente podrá estar equivocado.
En Hong Kong siempre ocurren cosas. Al ser un centro finaciero y económico internacional la actividad es incesante y siempre hay ferias a las que acudir. Sin embargo, en verano hasta los quioscos cierran (bueno, un poco)
Las ferias comerciales suelen celebrarse en el Hong Kong Convertion and Exhibition Center. Era el mes de Agosto, y la actividad en el recinto baja. Aprovechando la coyuntura se celebra a principios de es mismo mes, desde hace 4 años, la Anicon (Anime Convention): feria de animación, manga y videojuegos.
En la oficina comercial solían darnos pases para ir a las ferias. Como nadie verifica tu identificación, mismo daba que llevases el pase de una compañera de trabajo o la del mismo jefe...Sírvase usted mismo. Lo de llevar identificaciones se convirtió en un hábito, te ahorrabas la pasta de la entrada, podías visitar la feria en los días reservados para profesionales, acudir a otros eventos especiales y, si daba la casualidad de que llevabas un pase VIP, hasta podías disfrutar de la zona cocktail.
Llegó el salón del manga y desgraciadamente para esa feria no teníamos pases. Se me ocurrió entonces pedirle a mi compañero Juan, el periodista de la ofi, su tarjeta personal. Lo de las tarjetas personales en Asia es todo un ritual. Se entregan y reciben con las dos manos, se hace también una pequeña reverencia (al estilo japonés), y se observan las tarjetas con interés y detenimiento. Prácicamente, si no tienes tarjetas no existes para tus socios, clientes y proveedores. Lo que versa en la tarjeta te identifica unequivocamente como aquello que eres. Y a mayor rango, mayor respeto.
Tarjeta del periodista en mano, me acerque a la feria. En lugar de comprar una entrada pase por el stand de acreditaciones a conseguir la mía. Haciéndome pasar por el periodista de la ofi solicité un pase. Desgraciadamente en la tarjeta de Juan no figuraba su condición de periodista, sino que en su lugar figuraba erróneamente la de trade officer, si mal no recuerdo. No importa, el sello del consulado de España me daba karma suficiente como para convencer a las desconcertadas asistentas. "Un pase, válido sólo para hoy. Mañana tienes que comprar un ticket" Por supuesto, no hubo día siguiente.
Sí, sé que suena rastrero, pero este monje ya estaba hecho al hábito y hay hábitos que es mejor no perderlos.
Pues eso, es increíble lo que puede hacer un trozo de cartón por tí. Lo importante no es lo qué eres sino lo que dicen de tí, y en Asia, si lo que dicen de tí lo dice un cartón, difícilmente podrá estar equivocado.
3 comentarios:
O sea... ¿me estás diciendo que en Asia con un fajo de cartulinas, el Photoshop y una impresora decente... eres dios? O__o!
Bueno, despues ya solo falta que tu mismo te lo creas y que tu historia sea consistente
Ahí estamos. Así me gusta, que el mundo haya hecho de ti ese hombre que todos esperamos y deseamos. Si alguna vez voy por el mundo adelante, me aseguraré de llevar una tarjetilla adecuada (qué rollo más shojo: hoy periodista, mañana médico... pasado...). Ese es nuestro Diego :P
Publicar un comentario