Y ya por fin, después del tour de aereopuertos europeos, Charlle de Gaulle incluído, llegamos a la ex-colonia británica.
El viaje se me hizo no diré más corto, pero sí no tan largo como esperaba. Por suerte, me toco al lado de la ventana. Para un viaje largo se suele preferir pasillo, por lo de levantarse por la noche para visitar al Sr.Roca, pero en este caso me toco en medio del avión, primera fila. Uséase, sin asientos delante y con un montón de espacio donde esparcir mis cansadas piernas.
Al lado mía iba un franchute, hombre de negociosm, y mis compañeros un par de filas más atrás. Traté de ver una película, pero mi escaso intelecto actual no me dió para saber como cojones se encendía la pantalla de televisión. Creo que ya hice bastante el gilipollas tratando de desplegar la pantalla y como que no me apetecía más, el gilipollas claro.
Como estaba poco cansado, me puse a dormir rápidamente, después de una suculunta cena de productos congelados y cosas que solo podría calificar por su color. Para cuando me desperté, era la hora del desayuno, hora de Hong Kong. Cuando acabé de desayunar ya ibamos a tomar tierra. . Y es que si uno se come, o atrave a comer, todo lo que te dan para desayunar pues como que lleva un buen rato. La idea es que elijas, pero yo tengo poco capacidad de decisión, ya se sabe.
Y ya por fin en Chek Lap Kok, dos amable becarios nos vinieron a recoger.
Mi primera impresión fue la de un calor asfixiante. Por un momento pensé que era dentro del aereopuerto, pero no, el aereopuerto tiene zonas abiertas. Era el calor de la calle. La alta humedad, entre un 75-80%, hace que la sensación sea mayor.
Cogimos un taxi y nos fuimos al centro. Durante el trayecto, me sorprendieron los altos edificios, muchos con juegos de luces, como compitiendo entre ellos. Saqué mi camara, esa que tengo siempre sin batería.
Cuando se paró el taxi, Fernando dijo: "Chicos, ya estáis en Hong Kong". A mi alrededor, una calle estrecha con tiendas aglomeradas a ambos lados y un fuerte olor a no sé que cojones, pero desde luego nada agradable. Después de bajarse Clara y Maria, seguimos hacia casa de Fernando. El taxi tomó una calle superempinada, una especie de calle Brasil pero con una pendiente más prolongada. Vamos, que quitaría el hipo a cualquier vigués que se precie. Ahí queda eso!
Ya llegados a casa de Fernando, el periodista de la OFECOMES (Oficina Económico y Comercial de España) Hong Kong, dejamos nuestros macutos y nos tiramos a charlar y descansar. Hong Kong espera...
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1 comentario:
Quiero fotos!!! Y marujeos!!! Sigues vivo? Ande estás? Eres un desgraciado, seguro que te lo estás pasando de vicio!!! Que llevas desde octubre sin actualizar!!!>_<
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